
El Nicho y Trinidad
DÍA 7: EL NICHO Y TRINIDAD
EL NICHO
Fue maravilloso despertar en Cienfuegos con el espectacular desayuno del Hostal Casa Las Palmas . Todo casero y en abundancia, nos pusimos las botas mientras Pivo correteaba por la terraza.


Teníamos un planning simple para el día de hoy que consistía en visitar las cascadas del Nicho, luego conducir hasta Trinidad para ver esta importante ciudad colonial y dirigirnos hacia el atardecer a Caibarien donde pasaríamos las 3 próximas noches para visitar el Cayo de Santa María.
El Nicho está ubicado a 1 hora y cuarto en coche de Cienfuegos y forma parte del parque Natural Topes de Collantes. Desconocíamos si Pivo podría acceder al parque o no, pero decidimos probar suerte igualmente. La ruta en coche consiste en una carretera de montaña con fuertes pendientes de subidas y bajadas. Jimmy no estaba seguro de si su coche soportaría dichas pendientes, pero como él nunca había visitado este parque y tenía muchas ganas de conocerlo, accedió a conducir hasta allí. Y que mala suerte que a unos minutos de la entrada del parque el coche perdió fuerza en una de las subidas finales y no fue capaz de retomar la marcha. Solicitamos ayuda a varios Cubanos que pasaban por allí, que como siempre están dispuestos a ayudar a un compatriota, y a pesar de los esfuerzos por empujar el coche e intentar arrancarlo no fuimos capaces de subir dicha pendiente.

Ahí se dieron cuenta de que el problema estaba en el embrague del coche y que era necesario cambiarlo, por lo que lo que hicimos fue lo siguiente: enganchamos el coche de Jimmy a uno de los coches de otro cubano y nos llevó hasta la entrada del parque. Como la pieza de repuesto solamente era posible conseguirla en Cienfuegos, a más de 1 h de allí, a Jimmy lo llevaría un cubano en su coche a comprar el embrague mientras nosotros nos quedábamos visitando el parque de las cascadas del Nicho.
¡Y qué maravilla de parque donde las mascotas estaban permitidas ! El coste de la entrada es de 5 CUC por persona, los perros no pagan.

Hay una ruta circular bien señalizada de 1.5 Km que discurre por una senda natural en la que se va pasando por distintas cascadas.

La primera parada es en la Poceta de los enamorados, una laguna de un agua azul turquesa intenso, donde hay unas pequeñas cascadas y donde está permitido el baño.

Unos metros después de esta poza llegamos a la cascada más importante del parque: la cascada del Nicho. Además de ser la cascada más alta, y con un mayor caudal de agua, es también la cascada que está ubicada en un entorno más bonito, lo que hace que sea el punto principal de la atracción. También está permitido el baño en ella y se puede subir hasta la parte más alta escalando las rocas para ver la cascada desde su propio interior, por lo que pasamos unas horas muy agradables disfrutando de esta maravilla de la naturaleza.


Tras nuestro baño, continuamos la ruta por el parque pasando por distintos puentes y otras lagunas preciosas con sus respectivas cascadas como la poceta de Cristal.


Al final del camino circular, antes de retornar a la entrada, hay un mirador con unas vistas espectaculares de la sierra del Escambray, donde nos relajamos un poco.

Volvimos al inicio del parque y salimos para ver cómo iba Jimmy con el tema del arreglo del coche. Como todavía tenía para largo ya que estaba en proceso de desmontar el coche para cambiar el embrague, y era casi la hora de comer, decidimos volver a entrar en el parque donde había un restaurante justo en la entrada. El personal de la taquilla no nos puso problema para volver a entrar, aunque no teníamos entradas, digamos que no les costó mucho acordarse de Pivo, era el único perro en el parque ese día . Y entre mojitos a ritmo cubano con música en directo, tuvimos una agradable comida en el restaurante Los Helechos. Como sabíamos que teníamos tiempo de sobra, aprovechamos para relajarnos y tomarnos unos cócteles, ¡¡¡¡estábamos en Cuba!!!!


Regresamos al coche y Jimmy estaba todavía finalizando los trabajos de mecánica con ayuda de otros cubanos. Pivo mientras tanto jugaba en la explanada que allí había con otros perros, él sí aprovecha cada momento al límite, jajaja.

La parte negativa de esto es que todavía teníamos 1 hora y media de coche hasta Trinidad, por lo que al tener que dormir esa noche en Caibarien (otras 2 horas de coche desde Trinidad), solamente podríamos estar un par de horas en Trinidad, lo que implicaba no poder disfrutar profundamente de esta ciudad.
TRINIDAD
Llegamos a Trinidad y aparcamos en el centro de la ciudad con mucha suerte, y Jimmy se vino con nosotros para guiarnos un poco mejor y así poder verlo todo en el poco tiempo del que disponíamos.
Trinidad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, es una de las ciudades que más nos ha gustado de Cuba. Es una ciudad-museo con un gran patrimonio arquitectónico colonial de los siglos XVIII y XIX, con edificios de variado colorido y con calles adoquinadas ideales para pasear con perro. Tras nuestra visita a Trinidad, nuestra recomendación es pasar un día completo en ella e incluso dormir ahí ya que existen multitud de casas particulares que admiten mascotas y los Trinitarios son muy amables y cariñosos con los perros.

De entre tantos edificios coloniales, palacetes, plazas e iglesias, destacamos los siguientes puntos para visitar en Trinidad con perro:
- Plaza Mayor: Es el centro neurálgico de la ciudad donde podemos ver los edificios coloniales más bellos, entre ellos la Iglesia Mayor de la Santísima Trinidad y la Torre del Campanario del Convento de San Francisco, símbolo de Trinidad por excelencia. En esta plaza se localiza también la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.


- Palacio Brunet: situado en pleno casco histórico de Trinidad, en un lateral de la Plaza Mayor. Alberga el museo romántico.
- Plazuela las Tres Palmitas
- Plaza de Santa Ana con su Iglesia del mismo nombre que se encuentra actualmente en ruinas conservando solo su tejado.
- Escalinata de la casa de la música: por las noches, estas escaleras se llenan de gente preparada para escuchar música en directo.


- Recomendamos también probar la bebida típica de Trinidad, la canchánchara, una mezcla de aguardiente, miel, zumo de limón y hielo, que nosotros tomamos mientras escuchábamos a los músicos de la escalinata.

Entre que empezaba a bajar el sol y la falta de tiempo que teníamos, hizo que dispongamos de pocas fotos de esta ciudad, lo que no quita que la recomendemos 100% en un viaje a Cuba con perro.


Cenamos algo en un puesto callejero y volvimos a retomar la ruta en coche hacia nuestro próximo destino, Caibarién, donde teníamos reservado el Hostal El Marino . Y error por nuestra parte por olvidamos llamar a nuestro hospedador Osmani e indicar que llegaríamos a las 20.00 h . El ckeck in en el hotel es hasta las 4.00 p.m, y habíamos concretado en la reserva con Osmani que llegaríamos a las 6 p.m. Nos había indicado claramente que si llegásemos más tarde de esa hora debíamos llamar para avisarle, y entre la avería del coche, nuestro olvido de llamar al Hostal y que nos habíamos quedado sin batería en los móviles para ser localizados, llegamos al alojamiento a las 8 p.m. y se lo había alquilado ya a otros turistas . A pesar de esto, nos buscó para esa noche un alojamiento en un hotel de Caibarien, el Hotel Brisas del mar , y quedamos para desayunar al día siguiente en el Hostal y organizarnos. El Hotel Brisas del mar no admite mascotas, pero nos permitieron a modo de excepción dormir allí esa noche con Pivo, siempre y cuando lo llevásemos en trasportín para entrar y salir del hotel al pasar por las zonas comunes. La verdad es que no nos sentimos cómodos con la situación, pero también es cierto que el hotel estaba muy bien (probablemente mejor que el Hostal) y Osmani nos había hecho un “favor” increíble.

Dimos un paseo por la playa donde estaba ubicado el hotel y nos fuimos a dormir tras un día con múltiples incidentes. Menos mal que al día siguiente nos esperaba un paraíso en Cayo Santa María que os contaremos en el siguiente post. Si os a gustado no olvidéis valorar este post o dejar un comentario si teneis alguna duda o pregunta.