
Varadero
DÍAS 10-12: VARADERO
Día 10: VIAJE A VARADERO
El viaje a Varadero desde Caibarien tenía una duración de unas 3 horas y media, por lo que decidimos hacerlo con calma parando de camino para que Pivo lo llevase mucho mejor. Al llevar tantos días de viaje, Pivo ya estaba algo cansado por lo que la mayor parte del tiempo del trayecto se lo pasó durmiendo.

Para acceder a Varadero es necesario pagar un peaje. Tras haber conocido Varadero diríamos que no es la auténtica Cuba ya que es demasiado turístico y no tiene nada que ver con el resto del país. Aun así merece la pena la visita ya que sus playas son espectaculares.
Lo primero que hicimos fue dirigirnos a la casa particular que habíamos reservado vía AirBnb, Papo’s House . La ubicación de la casa era buena, en segunda línea de playa, y la habitación, aunque era sencilla, disponía de todo lo necesario para pasar unos días.

A pesar de que a pie de playa en Varadero hay algunas casas particulares que admiten mascotas, debido a las fechas de nuestro viaje y a pesar de haber reservado con tanta antelación, ya no había disponibilidad. De todas formas, el trato de Yamila, nuestra hospedadora en Papo’s House, fue excelente por lo que este alojamiento fue una buena decisión. Nos dio un montón de recomendaciones para visitar en la zona, y como ella tenía varios perros pequeños nos indicó que podíamos llevar a Pivo a la playa sin problema.
Esa tarde la pasamos completa en la playa de relax. Curiosamente había carteles que indicaban prohibido perros. Preguntamos a 4 policías diferentes si se podía acceder con el perro a la playa para evitar problemas y todos nos dijeron que sí, por lo que desconocemos a qué se refieren los carteles: ¿prohibido el baño de los perros en el mar? ¿prohibido hacer sus necesidades los perros en el mar? juzgad vosotros mismos por la imagen…

Nos quedó claro que Pivo podía estar en la playa cuando una vez en ella los policías encargados de vigilar dicha playa se paraban a jugar con él y acariciarlo. Además, había más perros en la playa, lo que nos tranquilizó todavía más.
La playa de Varadero es una auténtica pasada, la arena es muy fina y blanca y el agua de un color azul turquesa muy intenso. Además, el ancho del arenal es enorme lo que hace que, aunque esté llena de gente, te sientas bastante aislado. La vegetación proporciona bastante sombra en la zona cercana a los accesos a la playa, lo cual fue genial para que Pivo descansara después de jugar.


Esta zona de playa es la playa pública del centro del pueblo de Varadero a donde van los locales. Las zonas de playa donde se encuentran los hoteles principales de todo incluido están más alejadas y no llegas a acceder a ellos realmente, por lo que el perro no supone ningún inconveniente en la playa ya que a los cubanos les encantan los perros y la mayor parte de los turistas están en los resorts de estas zonas más alejadas. El ambiente cubano en esta playa es brutal, ya que llevan aparatos de música y están bailando y bebiendo mojitos todo el tiempo. Increíble poder hablar y beber con ellos en ese ambiente, ¡es una experiencia única!

Esa tarde no nos movimos de la playa hasta ver la puesta de sol.

Nos fuimos a la casa particular a darnos una ducha y salimos a pasear por el pueblo en busca de un lugar para cenar. Hay varios restaurantes con terraza en la avenida principal donde poder cenar con vuestro perro, por lo que no tendréis problema alguno. Nosotros elegimos el restaurante el Rancho Varadero, pero a pesar de que nos dejaron sentarnos en la parte de la terraza abierta para tomar unos mojitos, no permitían el acceso con perro para cenar en la terraza cubierta.

Nos tomamos nuestros mojitos con calma mientras sonaba música cubana en directo, y luego salimos en busca de la siguiente terraza donde poder cenar con Pivo: Restaurante El Caney, mucho más económico que el Rancho Varadero, por lo que viendo la parte positiva, ahorramos algo de dinero 😉
DÍA 11: EL OTRO VARADERO
Nos despertamos con ganas de un buen desayuno y Yamila no nos decepcionó en absoluto. Tienen en la casa una zona para desayunar y Pivo pudo estar con nosotros sin problema.

El día de hoy lo dedicamos a conocer Varadero, por lo que dejamos la playa a un lado y salimos con Jimmy a explorar la zona. Y descubrimos que hay una serie de actividades que ofrecen al turista y que los locales le llaman EL OTRO VARADERO. Se trata de la reserva ecológica de Varahicacos, una zona verde cercana a las tan conocidas playas de Varadero de arena blanca y fina y mar azul turquesa.

Decidimos hacer esta ruta que incluye los siguientes puntos de interés donde para nuestra grata sorpresa todos ellos eran pet-friendly :
- Cueva Musulmán: ubicada en el Área protegida Varahicacos, a esta cueva se accede por el llamado Sendero de los Musulmanes, que consta de una ruta de 1 hora aproximadamente donde el perro debe ir con correa en todo momento.

El sendero está señalizado en todo el recorrido y pasa por zonas naturales muy hermosas con flora y fauna de la región, donde se puede escuchar todo el tiempo los silbidos del pájaro Juan Chiví y el canto de rana del Arriero.

Una vez en la Cueva Musulmán que se encuentra en la mitad del recorrido, puede observarse el enterramiento aborigen de aproximadamente 2.000 años donde se encuentra un esqueleto junto a ornamentos y utensilios. El coste de la entrada es de 5 CUC por persona, perros gratuitos.


- Cueva de Ambrosio: esta cueva que consta de rocas de 2 millones de años de antigüedad, contiene un auténtico tesoro arqueológico de pictografías primitivas. En esta gruta se almacenan unas 47 pinturas precolombinas de colores rojo y negro que pueden observarse en gran parte en la zona principal, la sala de las Claraboyas.


Después de ser un asentamiento de indígenas precolombinos, la cueva pasó a ser un refugio de esclavos huidos y piratas. La entrada es de 5 CUC por persona y los perros pueden ir caminando con correa. Para poder moverse con facilidad ante la falta de luz, en la entrada de la cueva os proporcionarán una linterna. Y no os asustéis por la cantidad de murciélagos que habitan esta cueva, son totalmente inofensivos.


- El patriarca Cactus: se trata de un Cactus de unos 7 metros de altura que se encuentra en el Área protegida Varahicacos. Tiene más de 500 años de longevidad por lo que es el ser viviente más antiguo de toda la isla. La entrada a la zona tiene un coste de 2 CUC por persona, y para llegar al Cactus hay que recorrer un sendero muy sencillo. Lo realmente sorprendente del Cactus para nosotros fue la forma del mismo, ya que esperábamos encontrar la típica silueta de un cactus de desierto y no fue así.


En esta área es donde pudimos observar el punto límite entre “El Otro Varadero” y el “Varadero turístico” ya que en el hotel que rodea la zona protegida se sentía la música a todo volumen con megafonía de animación para los turistas dispuestos a pasar unas vacaciones de diversión en un resort todo incluido.
Este día, además de conocer el Otro Varadero, también nos acercamos a conocer la zona de la Marina Varadero, lugar con centros comerciales y muelles de yates donde pudimos pasear tranquilamente y picar algo de comer en una de sus múltiples terrazas.


Volvimos a la zona de nuestra casa particular para pasear por el centro de Varadero, y además de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs, solamente encontramos un punto de interés recomendable, el Parque Josone, un parque muy agradable para pasear con perro aunque no puede pisar las zonas verdes.


Tras una buena ducha salimos a buscar un buen sitio para cenar y probamos suerte en un restaurante ubicado a 10 minutos andando de nuestro alojamiento: La Barbacoa . Nos permitieron cenar con Pivo y la verdad es que ni se enteraron que allí había un perro ya que Pivo se metió debajo de la mesa y se echó a dormir, había sido un día muy largo para él… La cena espectacular con marisco, cerveza y mojitos incluidos por tan solo 50 CUC. Buena forma de acabar el día

DÍA 12: PLAYA VARADERO
Y para nuestro último día en esta zona playera de Cuba no había mejor plan que pasarlo en la playa. Nos hicimos un reportaje Navideño y nos tomamos unos mojitos mañaneros en el bar que está a escasos metros de la arena a 6 CUC cada uno.



Cuando se acercaba la hora de comer empezó a nublarse y nos pilló la lluvia en la playa, por lo que aprovechamos para ir a comer a un restaurante que hay a pie de playa, el Ranchón Cielo Mar . Pasamos un par de horas comiendo y tomando mojitos con unas alemanas que nos cedieron parte de su mesa ya que el restaurante estaba completo, y pasamos un rato estupendo entre mojitos y risas. La cuenta fue muy barata a nuestro parecer para la cantidad de alcohol consumida, 46 CUC entre los 2, nada mal para estar pegado a la playa.


Volvimos a la playa por la tarde para aprovechar nuestras últimas horas en Varadero y ver la puesta de sol.
Curiosamente volviendo al alojamiento conocimos a unos cubanos que vivían al lado de la casa particular donde nos alojábamos y que tenían varios perros pequeños con los que Pivo hizo buena amistad. Tenían una fiesta preparada con amigos esa noche donde había un montón de comida y bebida y a la que nos invitaron a asistir. Nos pareció un buen plan y Pivo se lo pasó en grande con sus amigos peludos cubanos. Inmejorable forma de acabar el día y nuestra estancia en Varadero.
Al día siguiente seguiríamos nuestra ruta hacia la Habana donde pasaríamos allí el resto del día antes de coger el avión de vuelta para España. Podéis leer aquí el reportaje.

Esperamos que nuestro viaje a Cuba con perro os haya resultado inspirador, realmente es un paraíso recomendable 100% para viajar con vuestro amigo peludo .
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